Sin embargo, los resultados de un nuevo estudio sugieren que algunas plantas, quizá muchas, a veces pueden ser capaces de oler a los insectos directamente.
Los machos de una especie común de mosca se posan en las hojas superiores de las plantas de solidago y emiten una mezcla de sustancias químicas que puede actuar como aroma atrayente para las hembras, que aparecen luego por allí. Después de que una hembra se ha apareado con el macho, deposita sus huevos en el tallo de la planta.
En un estudio de campo, el equipo del entomólogo Mark Mescher, de la Universidad Estatal de Pensilvania en Estados Unidos, expuso algunas plantas al olor de la mosca macho y luego contó la cantidad de plantas expuestas y no expuestas a dicho olor sobre las cuales las hembras pusieron sus huevos. Para identificar los vegetales donde se habían depositado huevos, el equipo se basó en las marcas distintivas que se producen cuando las hembras perforan el tallo para poner sus huevos dentro.
Bastantes vegetales son claramente perceptibles por su olor, pero algunos también perciben el de ciertos animales. |
Otros herbívoros, como por ejemplo escarabajos, también causaron un grado ostensiblemente menor de estragos en las plantas de solidago expuestas al olor de la mosca, en comparación a los que perpetraron en los vegetales del grupo de control, tanto en experimentos de campo como de laboratorio.
Todo apunta, por tanto, a que las plantas de solidago perciben ese olor de la mosca que sirve de atrayente sexual para las hembras, y que cuando lo captan reconocen que el peligro está cerca, y preparan defensas químicas que las hacen menos atractivas para las hembras, las cuales dañan a las plantas cuando depositan huevos en ellas.
El mecanismo defensivo de este vegetal parece también volverlo menos apetitoso para otros insectos que podrían alimentarse de él.
Abel Yagüe Díaz
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