Los dinosaurios podían haber dado leche con la que alimentar a sus crías. Parece una idea absurda, pero el investigador Paul Else, de la Universidad de Wollongong, lleva trabajando en ella desde hace quince años. La hipótesis que plantea es que estos animales segregaban una sustancia parecida a la leche del tracto digestivo superior, de la misma forma que las tórtolas o palomas producen la leche de buche para sus pichones.
La teoría argumenta que la mayor ventaja potencial de la «lactancia» del dinosaurio es que la leche que alimenta a las crías podía estar enriquecida con aditivos como anticuerpos, antioxidantes y la hormona del crecimiento. «Todos estos son ejemplos de aditivos que se encuentran en la leche de las palomas, que permite a los pichones crecer con unos ratios fantásticos», dice Else, al tiempo que cree que su teoría podría ayudar a explicar cómo los dinosaurios crecían tan rápidamente.
No hay pruebas contundentes de la lactancia en el registro fósil de los dinosaurios, ya que el proceso implicaría examinar los tejidos blandos, que no se conservan como los fósiles, por lo que el experto propone estudiar un caso, el de los dinosaurios herbívoros de pico de pato (hadrosaurios).
«Los hadrosaurios criaban en manada y los pequeños eran alimentados por los padres. La propuesta es que en lugar de regurgitar la materia vegetal parcialmente fermentada, estos padres dinosaurios utilizaban la lactancia y luego avanzaban a regurgitar las plantas», apunta el profesor.
Paul Else sabe que su idea es muy controvertida, pero espera que los expertos en dinosaurios la tomen en consideración en investiguen más sobre ella.
Laura Sánchez
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