Síndrome del acento extranjero
Supón que te levantas por la mañana y empiezas a hablar con acento francés, chino o italiano. Suena divertido pero no tiene ninguna gracia para los que lo padecen, ya que habitualmente es una secuela de una apoplejía u otra grave lesión cerebral anterior. Los pacientes bajo este mal hablan su lengua materna, de forma involuntaria, como lo haría un extranjero, sin ni siquiera haber escuchado jamás el acento en cuestión. Se cree que esto sucede cuando las zonas dañadas del cerebro corresponden con las encargadas del lenguaje. Este efecto es inevitable para la propia persona y, por su brusca aparición, suele traer como consecuencia problemas emocionales relacionados con la pérdida de identidad personal y del sentido de pertenencia a una comunidad. Al ser alteradas las zonas del cerebro correspondientes a los patrones de entonación, pronunciación, elaboración y discurso, se oye como si uno hablara mientras recibe una potente anestesia. Así, no es que la persona finja el acento, es que simplemente le sale así, un acento extraño que no se parece a nada, pero extraño al fin. Este trastorno de origen neurológico, habitualmente consecuencia de una lesión cerebral, es muy raro: hay unos 20 casos documentados en el mundo. Provoca que los pacientes pronuncien su lengua materna como lo haría un hablante foráneo. No es, pues, una amnesia ni un problema de pérdida de léxico. Entre los ejemplos más estudiados se encuentra el de un inglés que hablaba con acento chino; o un argentino que amaneció expresándose en castellano con un exótico deje eslavo. Lo más curioso es que los afectados no parecen tener relación con la cultura que los posee.
ANGEL BUENO
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